viernes, 8 de agosto de 2008

Mi confrontación con la docencia

Antes de comenzar a narrar mis estudios universitarios quiero relatar lo siguiente: Ahora que escribo estas notas recuerdo que desde los 11 años estuve ligada a la docencia. Primero fue con unos primos paternos por mi agilidad con las matemáticas. Posteriormente a la edad de 15 años trabajé en una pequeña escuela, impartiendo clases de inglés. Cuando estudiaba la secundaria y luego preparatoria se me facilitaban algunas materias entre las cuales estaban” Química, Física y Matemáticas”

Aparte de que eran sencillas me gustaba mucho estudiarlas. Aprendí a sumar con un método que me inventé en la primaria, sumar la última cifra, luego la penúltima, antepenúltima y así sucesivamente; claro esto era mental ¡Qué locura! ( este método lo practico sólo ahora con sumas de 2 cifras).

Las demás materias las estudiaba por compromiso y responsabilidad, había que pasar el bachillerato para continuar estudiando.

Así llegó el momento de decidir a que área me dedicaría y resultó ser que me incliné por la de Químico Farmacéutico Biólogo. La estudié en Orizaba, Veracruz y recuerdo que ahí ayudaba a mis compañeros; mi trabajo recepcional para titularme fue acerca de alimentos.

Trabajé en la Industria Farmacéutica por algún tiempo en el Distrito Federal y jamás imaginé que el terremoto del 85 me trajera de regreso a Veracruz.

Al inicio de mi actividad docente en el nivel medio superior, cubrí un permiso en la materia de Química; la maestra titular de la plaza no regresó y me quedé ya de base como docente con ese nombramiento. Fue difícil la decisión que tomé porque me gustaba mucho el área farmacéutica en la que me desempeñaba en el sector productivo.

Me sentí frustrada y rara, molesta al trabajar en la docencia de nuevo, no lo podía creer, mis estudios de Química hechados a perder; solo que el miedo de regresar a la Ciudad de México era peor que todo.

Recuerdo que en la Química Farmacéutica en la que trabajaba, no quisieron que renunciara a la plaza, solo que me fuera de permiso hasta que supiera manejar las emociones que sentía al estar en el Distrito Federal, no fue así y aquí me quedé.

Como la mayoría de veces estructura mi mente, comencé a sentir de nuevo la pasión por la enseñanza, el contacto diario con los jóvenes, me encantaba verlos crecer, cada generación que conocía me encariñaba tanto con ella que las despedidas eran alegres pero a la vez muy tristes. Así seguí, hasta que analicé que los jóvenes estudiantes sentían lo mismo que yo y de vez en vez regresaban para platicar de nuevo conmigo y recordar los momentos vividos.

Cuando me casé, mi vida cambió, vinieron los hijos y con ello un reacomodo en mi vida; luego de nuevo a pensar si dejaba mi vida en la escuela y me dedicaba al hogar.

Hubo muchos amigos con los que hablé del asunto y algunos coincidían en que continuara trabajando, otros (la mayoría) que me quedara en el hogar para disfrutar de los hijos.

Pues creerán que regresé a trabajar con otra mentalidad, les diré que veía a los estudiantes como una extensión de mis hijos, eso significaba que tenía que analizar lo que pensaban, decían y lo más importante, lo que sentían.

Mi sentido de madre lo transportaba de la casa a la escuela y viceversa. Todo se hizo mas sencillo, los observaba desde como se vestían, los nuevos peinados, sus actitudes y sus aptitudes hacia la materia.

Me retaba a aprender los nombres de los 7 grupos con los que trabajaba y siempre la pasaba muy bien.

También trabajo con estudiantes adultos en el Sistema Semiescolarizado del Mar ( en el Cetmar) en el nivel medio superior, para mí ha significado una de las experiencias mas emotivas ya que los adultos razonan y aprenden de manera distinta a los jóvenes; sus logros son mas disfrutados y vividos con mas intensidad debido a que llevan un cúmulo de años sin estudiar.

Ahora que hago un balance de mi actividad docente puedo decir que las insatisfacciones son mínimas, que he ganado más con el trabajo que desempeño y que la decisión que tomé hace años de quedarme como docente fue la acertada; ya que la enseñanza que recibo de ellos es mayor que el aprendizaje que les proporciono.

Al leer a José M. Esteve me siento identificada en su libro “La aventura de ser maestro” ya que coincidimos en el párrafo donde menciona que uno de los propósitos del docente “es ser maestro de humanidad ya que lo único que de verdad importa es ayudarles a los estudiantes a comprenderse así mismos y a entender el mundo que les rodea, a pesar de las materias que les enseñamos”.

Como decía la semana anterior, la mayoría de las veces con mis grupos en clase, les hago hincapié en la importancia que tiene el hecho de relacionar el conocimiento de los temas en este caso en la materia de Química con la vida diaria; por que tratamos la contaminación que hay en el planeta y la manera de evitarlo. Ellos como jóvenes también son responsables de cuidar el medio ambiente.

En la lectura “La concepción del profesor “ de Miguel Ángel Santos Guerra dice que “la función del profesor no es siempre la misma porque cambia el alumno”, esto lo compruebo diariamente en mi quehacer docente al trabajar en diferentes grupos y analizar el comportamiento de los estudiantes ante una misma información, reaccionando de diferentes maneras unos y otros.

He tenido experiencias importantes y gratas a lo largo de mi vida en la docencia. Algunos estudiantes han continuado sus estudios en el área de química y afines, al ser motivados por mi entusiasmo en la impartición de los contenidos de la asignatura.

En otras ocasiones he sido parte maestra y parte psicóloga de mis estudiantes, esto me llena de orgullo por la confianza que ellos depositan en mi. Les he transmitido día a día la importancia de la responsabilidad que deben poseer consigo mismo, y esto ha servido para que ellos manifiesten su madurez.

Puedo nombrar a muchos de mis entrañables estudiantes y más que amigos, que todavía me visitan y agradecen lo aprendido; experimentado a lo largo de nuestro trato. Esto me ha servido de retroalimentación para esmerarme con los siguientes jóvenes que compartirán conmigo un momento inolvidable en nuestras vidas. He aprendido también que más que amiga he sido una compañera en este viaje por la vida.

Dedicado con cariño a todas las generaciones con las que he convivido y con las que voy a convivir. Gracias.

María Elena

5 comentarios:

Luisa Loera dijo...

Hola María Elena.
Solo quería comentarte que en el módulo I, tuve la oportunidad de leer tu aportación de "Mi confrontación con la docencia". En ese momento me llamo mucho la atención de como por cosas de la vida dejamos nuestros sueños, pero encontramos otras realidades en las cuales podemos ser necesarias.
Luisa Loera.

Letty dijo...

Hola Maria Elena!!
Leí con mucho agrado tu blog, porque en cada párrafo, me identificaba contigo, pero sobre todo al final en el sentir, y la concepción que tenemos de disfrutar con ese sentido humanístico la profesión.
Un abrazo
Letty

Maria Guadalupe Salazar Guerra dijo...

Estimada María Elena:
Al leer tus experiencias no puedo evitar conmoverme por la pasión y el entusiasmo que proyectas al narrar tu encuentro con la docencia. Definitivamente confirmo que cuando se saborea el privilegio de ser profesor de humanidad, aludiendo a Esteve, se disfruta, se vive y como dice 'el maestro aprende nueve veces más que el alumno". Quienes no se consideran afortunados con esta hermosa labor, difícilmente pueden encontrarle sentido y satisfacción.
Recibe un abrazo y mi humilde reconocimiento
Lupita

María Elena dijo...

Hola, buenas tardes
Gracias por leer mi actividad del blog. Me apasiona trabajar en la docencia y sobretodo el contacto con los jóvenes educandos. Sé que es una tarea difícil pero eso no evita que disfrute día a día lo que convivo con ellos. Al aprender esta especialidad coincido con la mayoría de las lecturas y llego a la conclusión que es un amplio camino el que me falta por recorrer y por complicado que me sea no cesaré en aplicarme para estar a la vanguardia de la Reforma Educativa.
Me agrada que a pesar de no contar con estas bases pedagógicas de la Reforma he logrado atender a mis estudiantes de una manera Humanística como lo menciona Esteve ” El maestro aprende nueve veces mas que el alumno”
La mayoría de veces pienso que todas las situaciones que suceden a mí alrededor tienen un sentido positivo por alguna razón nos conocemos y convivimos.
Gracias a nuestro trabajo y ahora por la especialidad conozco a compañeros en línea que de alguna u otra manera comparten conmigo el trabajo educativo.
Saludos de María Elena.

Daniella dijo...

Hola Maestra, le envío este mensaje esperando que pueda leerlo. Buscando en google me encontre con este blog y más aun leyendo todo lo que escribe,vino una ola de recuerdos de ud como maestra y mejor aun como amiga, su vida, su profesion, su dedicación ha sido en mucho inspiración para lo que hoy soy. Le agradeceria que si puede ver este mensaje pudiera contactarme, la quiero muchisimo y siempre la recuerdo con cariño. atte: Zaira Daniela Belmont Bravo